Pediatría especializada, conoce nuestro equipo

Elegí la Cirugía Pediátrica porque me motiva profundamente ayudar a los pacientes más vulnerables y enfrentar los retos que cada caso representa. Cada niño es un desafío único, con distintas patologías y necesidades quirúrgicas según su edad. La satisfacción de verlos recuperarse tras una cirugía exitosa y mejorar su calidad de vida es, sin duda, una de las mayores recompensas de esta profesión. Al acudir a consulta, los niños y sus papás encontrarán en mí a un profesional comprometido, con experiencia, empatía y habilidades quirúrgicas. Ofrezco información clara y precisa sobre el diagnóstico y tratamiento, generando confianza y seguridad. Además, brindo acompañamiento emocional, explico todas las opciones disponibles y mantengo una comunicación abierta para que cada familia se sienta escuchada, comprendida y con las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas sobre la salud de su hijo.

La decisión de dedicarme a la Pediatría y a la urgencia pediátrica no responde a una sola razón, sino a una combinación de experiencias de vida que han moldeado mi personalidad y carácter. Desde mi formación académica hasta mis vivencias personales, he aprendido que ser pediatra va más allá del conocimiento científico; implica empatía, ternura, pulcritud y un profundo compromiso. La urgencia pediátrica añade un reto único: combinar esos valores humanos con la rapidez y precisión necesarias para estabilizar a pacientes graves, enfrentando la adrenalina y la incertidumbre que ello conlleva. Nuestros pacientes son niños indefensos, con toda una vida por delante, y muchas veces la calidad de esa vida depende de la atención que brindamos en esos momentos cruciales. Los niños y sus padres pueden esperar de mí una atención médica empática, segura, profesional y basada en un conocimiento amplio y actualizado. Me esfuerzo por brindar tranquilidad y confianza en cada consulta. Los invito a conocer las opiniones de otros padres en mi perfil de Doctoralia, donde reflejan la dedicación y compromiso con que trabajo día a día.

Elegí la pediatría porque siempre he tenido la convicción de cuidar la salud y el bienestar de los niños. Dentro de ella, descubrí en las urgencias pediátricas mi verdadera pasión: estar preparado para actuar con rapidez y precisión en los momentos más críticos, cuando cada segundo cuenta. Mi mayor motivación es brindar tranquilidad a los padres y seguridad a sus hijos en las situaciones más difíciles. En consulta tendrán una atención cálida, cercana y especializada. Mi compromiso es escuchar con paciencia, resolver sus dudas y brindar un diagnóstico claro, con la tranquilidad de saber que, si se presenta una situación de urgencia, estoy preparado para actuar de forma rápida y precisa, cuidando lo más importante: la salud de sus hijos.

Desde el inicio de mi formación, descubrí que trabajar con niños cambia por completo la perspectiva de la medicina: ellos no solo son pacientes, sino personas en pleno desarrollo, y lo que hagamos puede marcar su calidad de vida para siempre. La otorrinolaringología pediátrica me cautivó porque combina la precisión quirúrgica con la posibilidad de mejorar áreas tan fundamentales como la audición, el sueño y la respiración, que son esenciales para que un niño crezca sano y se desarrolle plenamente. Para mí, cada consulta es una oportunidad de cuidar no solo al paciente, sino también de dar tranquilidad a su familia. Cuando un niño llega al consultorio, lo primero es generar un entorno donde se sienta seguro y sin miedo. Las familias pueden esperar: Un trato cercano y empático, pensado para que el niño no vea la consulta como algo intimidante. Lenguaje claro y sin tecnicismos, para que los padres comprendan el diagnóstico y sepan exactamente qué opciones de tratamiento existen. Y, sobre todo, la certeza de que recibirán un enfoque integral y humano, donde cada decisión está orientada a mejorar la calidad de vida del niño y brindar paz a su familia.